miércoles, 30 de julio de 2008

Más de tres millones de chilenos no se inscribieron para votar


Más de tres millones de personas no se inscribieron para sufragar al cierre de los registros electorales para los comicios de alcaldes y concejales de octubre próximo, en su mayoría jóvenes de entre 18 y 30 años.

El Servicio Electoral informó que el padrón se mantiene virtualmente sin variaciones desde la elección anterior, realizada hace tres años.

De los 11,5 millones de chilenos mayores de 18 años, el padrón se aproxima a 8,2 millones de personas.

En Chile, la inscripción es voluntaria y el sufragio obligatorio.

Este problema no es nuevo y se ha constatado en cada elección a partir de 1990, cuando retornó la democracia tras el fin del régimen militar (1973-1990).

Sólo una bajísima proporción de jóvenes se registra y de este modo apenas se logra reemplazar a quienes fallecen.

Unas 30.000 personas se inscribieron para estos comicios, de los cuales la mitad correspondieron a cambios de domicilio.

En esta ocasión, los nuevos inscritos sólo suplirán, en parte, las 180.000 personas que por muerte fueron sacadas del padrón de 2005 a 2008.

Según cifras oficiales, entre las elecciones presidenciales de 1989 y las de 2005, la diferencia en el número de votantes no superó el medio punto porcentual, diferencia que fue a la baja pese a que la población creció 23 por ciento en ese lapso.

La causa fundamental de esta situación es la evidente marginación de los jóvenes y su consiguiente desinterés respecto de las autoridades, las decisiones públicas y también del régimen democrático.

En las últimas dos décadas, el padrón electoral ha envejecido y las personas menores de 30 años representan un magro 7,6 por ciento.

Durante ese período han muerto un millón y medio de personas inscritas en los registros electorales y los nuevos electores llegan sólo al millón, cifra insuficiente para renovar el registro de votantes.

Para el plebiscito de 1988 36 por ciento del padrón era menor de 30 años, sin embargo en los diez comicios que han transcurrido desde entonces (municipales, parlamentarios y presidenciales) dicha representación decayó.

En las elecciones presidenciales de 1999 el padrón de esta población bajó a 16,4 por ciento y en las municipales de 2004 a 8,9 por ciento.

Según los expertos todos los partidos de la coalición de gobierno y la oposición de derecha están comodísimos con el actual padrón, debido a que prácticamente no genera sorpresas electorales.

Los partidos Comunista, Humanista e Izquierda Cristiana, sin representación parlamentaria porque el sistema electoral no se lo permite, al favorecer sólo a los dos grandes bloques políticos, consideran que la exclusión política de los sectores populares es el motivo principal de la baja inscripción.

Hace varios años se discute en el Congreso un proyecto de ley que establece la inscripción automática en los registros electorales a partir de los 18 años y el voto voluntario, sin embargo el principal partido de la derecha, la Unión Demócrata Independiente, ha bloqueado su aprobación.

Chile goza de estabilidad política desde hace 18 años, pero la indiferencia de la juventud en los comicios debilita al sistema y a las instituciones democráticas y cada vez más la política se aleja de la realidad que vive la ciudadanía.

La interrogante pendiente es si la baja participación también se producirá en las elecciones legislativas y presidenciales de 2009.

viernes, 25 de julio de 2008

A proposito de sentirnos orgullosos de nuestro pasado, presente y futuro

"Pero no avalamos el secuestro. Yo estuve secuestrado en Chile. ¿Cómo voy a avalar eso?."

El compañero Guillermo Teillier, Presidente del Partido Comunista de Chile, hizo está
declaración al derechista diario El Mercurio el domingo 6 de julio en referencia a las acciones de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia y también a su encarcelamiento luego del golpe fascista de 1973 en Chile. Ratificó sus dichos en la edición del 11 de julio en el periódico El Siglo.
Dos graves conclusiones se desprenden de esta afirmación. La primera, es que sitúa el accionar operativo de las FARC al mismo nivel que la represión de la dictadura pinochetista.
La segunda, y más desconcertante se refiere a la relativización de las métodos de lucha aplicados en una situación concreta por una fuerza revolucionaria.
Veamos nuestra experiencia: A partir de 1980, con el inicio de la Política de Rebelión Popular de Masas, se abre una etapa completamente distinta en el enfrentamiento con la dictadura. A la lucha popular se le agregaban componentes imprescindibles que configuraron una política revolucionaria integral.
Un grueso contingente de comunistas fueron formados en el arte militar, armados política, ideológica y materialmente para el enfrentamiento decidido con el enemigo. Algunos eran antiguos militantes, otros muchos, los hijos recién paridos de esta Rebelión. Fue inspiración de multitudes, política que caló profundo, hasta hoy, en muestras vidas. Nos trajo un discurso nuevo, nos habló de dignidad, del uso de todas las formas de lucha, de la razón y la fuerza para vencer, de la desobediencia civil, la violencia aguda contra el enemigo de clase, de la perspectiva insurreccional. Es por eso que nos entregamos con convicción y decisión tratando de impulsar en cada frente social y político grados ascendentes de resistencia al régimen.
Con la aparición del Frente Patriótico Manuel Rodríguez en diciembre del 83, las capacidades se multiplican, la crisis del régimen se acentúa, las fuerzas políticas antifascistas se rearticulan y el factor subjetivo tiende a hacernos pensar que se avecina una situación revolucionaria y que la posibilidad de una salida democrático-popular es un escenario posible.
Pero la PRP, su práctica concreta, se expresaba en la realidad. La violencia revolucionaria, fuera de la retórica, estuvo marcada por el dolor y la sangre; así lo vivimos muchos combatientes, lo asumimos y actuamos en consecuencia. En la lucha cotidiana, insertos en la protesta popular o en la acción audaz, enfrentamos y golpeamos al enemigo, de la misma forma en que fuimos golpeados, torturados y asesinados como fruto del terrorismo de estado. Siempre quisimos hacer más para terminar cuanto antes con la dictadura.
Después de todo esto, es inaceptable poner en tela de juicio el accionar combativo militar, con sus aciertos y errores, porque fueron las formas que consideramos necesarias en ese momento para fortalecer la organización y la lucha del Pueblo. Es sorprendente que sea precisamente el compañero Teillier, que según documentos públicos, era el responsable de la Comisión Militar del PC entre el 82 y el 86, de la cual dependía orgánica y operativamente el FPMR, quien haga este planteamiento. Y aunque no fuese el jefe militar, con orgullo, igual que cualquier comunista, debe reivindicar el conjunto, la totalidad de los resultados de la aplicación práctica de la PRP.
Necesitamos escuchar opiniones templadas de quienes eran nuestros líderes, de los que diseñaron y proyectaron la política; no queremos responsabilidades limitadas para unos y responsabilidad total para quienes ejecutamos las acciones combativas, es decir, los bombazos, los ajusticiamientos a militares y civiles fascistas, los asaltos, la propaganda armada, los secuestros.
Todos fuimos la Rebelión, todos hicimos todo, todos somos responsable de todo.
Porque ofende la memoria de los que no están para hablar. Porque humilla y condena a nuestros compañeros que estuvieron cumpliendo peligrosas y heroicas misiones que incluyeron los secuestros de Gonzalo Cruzat en abril del 84, de Sebastián Bertolone en diciembre del 84, del cabo Germán Obando en abril del 86 y del coronel Mario Haberle en agosto del 86. Nos duele el comandante
Braulio del FPMR, Fernando Larenas, participante de algunas de estas operaciones, posteriormente herido y hecho prisionero, hasta que es rescatado y puesto en libertad por una unidad rodriguista.
Renegar no es la solución a los desafíos políticos actuales. En nuestra memoria y en la práctica política estarán presentes los aprendizajes de aquellas rebeldías que del papel fueron capaces de saltar a la barricada.

Es probable que esta nota sea tratada como parte de la campaña anticomunista, pero lo cierto es que su intención profunda es luchar contra el desarme ideológico del que ha sido víctima la izquierda y el PC en estos últimos años.

"Pero no avalamos el secuestro. Yo estuve secuestrado en Chile. ¿Cómo voy a avalar eso?."

¿Cómo en una breve frase puede haber tanto oportunismo?
Compañero Teillier, hay muchos que esperamos sus respuestas.

Luis Guerra. Rodriguista
Francisco González. Rodriguista
Miguel Montecino. Rodriguista
Marcelo Osses. Rodriguista
Ricardo Contreras. Comunista
Alicia Juica. Rodriguista
Marco Riquelme. Rodriguista
Gerardo Atabales. Rodriguista
Roberto Sambra. Comunista
Renato Millas. Rodriguista
Luis Vega. Rodriguista
Francisco Peña. Rodriguista
Lautaro Cruz. Rodriguista
Alvaro Carrera, Rodriguista

Fiesta Guachaca